En nuestra sociedad actual, hablar de adicciones no se limita solo a las drogas o el alcohol. Cada vez más, los profesionales de la salud mental observamos cómo las adicciones conductuales —como el uso compulsivo del móvil, las redes sociales, el juego en línea o incluso el trabajo— impactan profundamente en la calidad de vida de las personas.
¿Qué es una adicción realmente?
Una adicción se caracteriza por la pérdida de control sobre una conducta o sustancia, acompañada de la necesidad compulsiva de repetirla, a pesar de conocer sus consecuencias negativas. En otras palabras, el individuo sabe que le hace daño, pero no puede dejar de hacerlo.
Desde un punto de vista neuropsicológico, las adicciones alteran el circuito cerebral de recompensa, especialmente las áreas relacionadas con la dopamina. El cerebro aprende a asociar placer con la sustancia o conducta adictiva, reduciendo progresivamente la capacidad de disfrutar otras experiencias cotidianas.
Tipos de adicciones
Adicciones a sustancias: alcohol, tabaco, cannabis, cocaína, fármacos, entre otras.
Adicciones comportamentales: ludopatía, adicción a internet, redes sociales, compras, sexo o trabajo.
Ambas comparten el mismo mecanismo psicológico: el intento de evadir el malestar emocional a través de una conducta que ofrece placer inmediato, pero consecuencias a largo plazo.
Factores que predisponen a una adicción
No existe una sola causa, sino una combinación de factores:
Biológicos: vulnerabilidad genética y alteraciones neuroquímicas.
Psicológicos: baja autoestima, ansiedad, depresión, dificultad para manejar emociones.
Sociales: entorno familiar disfuncional, presión social, aislamiento o estrés laboral.
El papel de la psicología en el tratamiento
La recuperación no se trata únicamente de abstenerse, sino de reconstruir un proyecto de vida. El abordaje psicológico busca:
Identificar los desencadenantes emocionales.
Reestructurar pensamientos automáticos disfuncionales.
Desarrollar estrategias de afrontamiento saludables.
Reforzar redes de apoyo y habilidades sociales.
En muchos casos, la terapia cognitivo-conductual, combinada con psicoterapia motivacional, ofrece resultados muy eficaces.
Una mirada compasiva
Es importante entender que la adicción no es una falta de voluntad, sino una enfermedad compleja que requiere comprensión, acompañamiento y tratamiento profesional. Juzgar o estigmatizar solo agrava el sufrimiento.


